"…Los vi sobre el terreno, los palcos vitoreando ¡Cuba, Cuba, Cuba!, como un estadio nuestro, entonces la isla y
el béisbol: la misma arcilla, y el poeta pidiéndoles "hagan juego, señores, hagan
juego".
Omar Valiño
1. la precisión,
2. rapidez,
3.
concentración,
Es por ello que en los juegos de béisbol se aprecian ansiedades,
tensiones, que pueden afectar el rendimiento y desarrollo personal de los jugadores, en dependencia de cómo
sean manejados dichos estados psíquicos.
Es éste quien tiene la primera
oportunidad de retirar al bateador y de él dependen las acciones ofensivas y defensivas del juego, por lo
que podemos apreciar la posición sumamente compleja que ocupa.
Características como una buena constitución física,
fortaleza muscular y reserva de energías, son esenciales para el lanzador.
Una estatura alrededor de 183 cm., un
peso aproximado de 86 Kg., brazos y manos grandes para un mejor agarre de la
pelota, constituyen condiciones adicionales que lo favorecen.
El juego de béisbol le demanda además del esfuerzo físico una gran
actividad mental, lo que precisa el desarrollo de los procesos cognitivos de percepción, atención, memoria, pensamiento, teniendo en
cuenta que tiene que conciliar factores básicos como:
2. el agarre de la pelota,
3.
rapidez
y
5. punto de referencia y movilidad, entre
otros.
A partir del acercamiento a dichos
requerimientos emergen cuestiones importantes tales como, el nivel de
preparación alcanzado por el lanzador para la competencia, o estado de forma deportiva, donde se integran:
1. preparación física,
2. técnica,
3. táctica y
4. psicológica y
6. una buena mecánica en la ejecución, dominio, control,
desarrollo de los distintos lanzamientos (básicos y especiales),
7. así como su autocontrol emocional, autoconfianza,
los que determinarán la calidad de su trabajo frente al bateador, partiendo del análisis de los resultados que obtiene con cada
uno de sus lanzamientos.
·
Además
de la velocidad y variedad de los lanzamientos como
factores primordiales para la selección de los lanzadores; el control que logren
alcanzar es fundamental, por cuanto les permite enfocarse en el objetivo a cumplir y realizar el lanzamiento con
un propósito determinado, dirigiendo toda su capacidad mental hacia éste.
·
Dicha
habilidad debe ser desarrollada, permitiéndoles maniobrar sus acciones
adecuadamente en función del dominio de los bateadores.
Teniendo en cuenta su proximidad al
bateador tiene muy poco tiempo para reaccionar y debe anticiparse a la
jugada pensando todo el tiempo que van a batear por su posición, completando
sus movimientos de modo tal que le permitan caer en una posición balanceada
para salir en cualquier dirección a fildear una bola, realizar la asistencia, o
cubrir una base, además de la atención que debe prestar a los corredores para
evitar su desplazamiento por las bases.
·
Los
juegos de béisbol se desarrollan bajo una elevada carga psíquica, dado por las
situaciones imprevistas, las reacciones emocionales de ambos equipos, el comportamiento del público en los estadios, las
decisiones arbitrales en ocasiones polémicas, proliferando aún más en la figura
del lanzador, por cuanto en él se deposita (por parte de la dirección del
equipo, de sus compañeros, de los aficionados) la mayor responsabilidad de los triunfos o las derrotas, lo cual
sin lugar a dudas puede crear en éste estrés, ansiedad, depresión, frustraciones, autovaloración
inadecuada; situaciones de índole psicológica que deben ser manejadas
adecuadamente para no afectar su rendimiento y salud mental.
La forma de evaluar el rendimiento del
lanzador en juegos ganados y perdidos, trae consigo que se le adjudique el
protagonismo en el partido.
Aunque al ser un deporte de equipo intervienen disímiles factores
en los resultados que se obtienen, en él recaen mayormente las reacciones del
público cuando no realiza la labor que se esperaba.
De igual forma, cuando la mayor cantidad
de espectadores simpatizan con el equipo contrario, una muestra de ser leal a éste es tratando de
desconcentrar al lanzador.
Cada lanzamiento realizado por éste es
evaluado por los árbitros, y esto genera desacuerdos y contradicciones en
ocasiones, lo cual también puede repercutir directamente en la actuación del lanzador,
en dependencia de cómo éste sea capaz de manejar dichas situaciones.
La relación que se establece entre
lanzador y receptor (jugador que tiene la función de recibir los lanzamientos
del lanzador), es determinante para imprimirle calidad al trabajo del lanzador.
Es tarea de ambos orientarse y guiarse,
por lo que se requiere de una buena comprensión y comunicación entre ellos.
Cuando no se logra y tienen lugar
contradicciones y discrepancias entre estos jugadores, la actuación del
lanzador puede verse afectada.
·
La
idea de cometer un error, ser "bateado", o perder un juego para su
equipo ante gran cantidad de personas que asisten a los estadios o ven los
juegos por televisión, las vivencias de fracasos; imponen gran
intensidad, esfuerzo físico y psíquico al trabajo del lanzador de béisbol.
·
En
el caso de los lanzadores abridores (aquellos que comienzan el juego) asumen la
función de pasar la mayor cantidad de entradas posibles dominando a los
bateadores, y tratar de no permitir carreras al equipo contrario.
Muchas veces el lanzador abridor no puede
cumplir cabalmente dicha función; es entonces cuando se le asigna la decisiva
tarea de terminar el encuentro preservando la victoria para su equipo al
lanzador relevista quien entra a la competencia en condiciones de "salvar
el juego", por lo general en momentos en que existe la posibilidad de la
ventaja para el otro equipo, pues hay corredores en las bases, o cuando ya la
ventaja es un hecho.
Es decir que su desempeño influirá en el resultado de la
competencia en momentos de mayor complejidad.
En este sentido queremos patentizar que
desde el punto de vista psicológico el lanzador tiene más posibilidades de
perturbarse y por consiguiente afectar su rendimiento o viceversa, lo cual lo
sitúa en la posición más comprometida en el juego de béisbol.
Ello nos conlleva a valorar la
importancia del desarrollo de la inteligencia emocional en estos jugadores, de modo que estimule
su rendimiento y desarrollo personal.
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