martes, 24 de julio de 2012

Fundamentos teóricos relacionados con el desarrollo psicológico del niño de la edad escolar de 5 a 8 años


Es importante destacar que es el modo en que el niño vivencia las nuevas condiciones que se crean con el ingreso a la escuela, lo que determina sustancialmente su desarrollo, por tanto, es necesario esclarecer que no es en sí mismo el medio escolar gestor del desarrollo, aunque es indiscutible su importancia; si no que esto tiene lugar a partir de la relación entre la actitud ya formada en el niño y la vivencia de las condiciones en que transcurre el desarrollo.
Es la dialéctica entre ambas, la contradicción principal que determina el desarrollo.
Esta idea es necesario subrayarla puesto que en ella están presentes dos circunstancias que van a ser base para la comprensión del desarrollo psíquico y de la personalidad en esta etapa;
·         en primer lugar el carácter activo del sujeto, lo que el niño aporta a su desarrollo, en función de las posibilidades ya logradas, de la actitud que en él surge por el modo y vivencia de las condiciones del medio donde se desarrolla.
·         El otro aspecto que tributa es el carácter interno de la crisis del desarrollo que determina el paso de una etapa a otra. (Acland, y col, 1996)
El ingreso del niño a la escuela constituye un viraje muy importante en su vida, ocurre precisamente cuando tiene lugar la crisis de los siete años, la cual marca una diferencia sustancial entre la etapa pre-escolar y la que ahora se inicia:
la escolar; sobre todo, si ha sido preparado para acceder con éxito a su nueva forma de vida.
En razón de esta circunstancia es importante que se estudie la preparación del niño para su ingreso a la escuela, ya que de ella depende en gran medida no sólo el éxito, sino también la satisfacción que pueda experimentar por su arribo a la escuela expresado en su actitud hacia la nueva situación.
En los momentos finales de la etapa preescolar, ya el niño deja de interesarse por el juego como actividad central en la cual satisfacía,
hasta entonces, sus necesidades, comienza a aspirar al estudio como actividad seria, socialmente importante, lo cual representa un cambio significativo en su vida; pero, sobre todo, si ha sido bien preparado durante su paso por la etapa preescolar; aparecen en él las primeras manifestaciones de lo que será su posición interna de escolar.( Águila y col , 2000)
En la nueva situación social del desarrollo, el estudio surge ante el escolar, como una actividad obligatoria y responsable, y esto cambia su lugar en el sistema de relaciones sociales: ahora, es cierto que tiene deberes que cumplir, pero también adquiere derechos.
La escuela pasa a ser el centro de su vida, por lo que al estar vinculada a ella su vida interna, el éxito que logre o su fracaso tiene un profundo matiz afectivo.
Su falta de éxito en la escuela, está estrechamente relacionada con la formación de la personalidad, no sólo son cuestiones relativas al desarrollo intelectual, realmente el sentido que experimenta es el de pérdida de la posición del centro de su vida.
Fariñas, León (2005) Es necesario, por tanto, destacar la importancia de la preparación para el ingreso a la escuela, la que ha de realizarse en la etapa precedente, particularmente en el grado preescolar. (Anderson, 2001)
Vigotsky, en Psicología para Educadores (González Maura Viviana.2001) en este sentido, precisa que no es tanto la cantidad de conocimientos que el niño pueda lograr, como el logro de un nivel de desarrollo de los procesos intelectuales, particularidades cualitativas del pensamiento infantil que están relacionadas con la posibilidad de distinguir el objeto del conocimiento, los niveles de concientización y generalización de su percepción de la realidad que exige una actitud cognoscitiva y sobre todo una actitud teórica.
El carácter obligatorio y responsable que el estudio tiene, requiere además, que esté presente un buen nivel de desarrollo de la voluntariedad de su conducta; el surgimiento aunque incipiente aún de una jerarquía de motivos, en la cual se expresa un nivel superior del desarrollo de su personalidad.
Por lo que por primera vez el niño toma conciencia de la faceta interna de su personalidad, sabe lo que quiere y por eso se torna difícil la dirección de su conducta.
Ocurre un desdoblamiento, él se ve en una doble dimensión, esta faceta interna, privada y la otra externa fácilmente observable por quienes lo rodean. (Molnar, 1983)
El preescolar tiene vivencias de su actuación, se molesta fácilmente, triste, alegre, pero no sabe que lo está, ya que estos estados de ánimo que se presentan en variadas situaciones no son generalizados, son independientes unos de otros, además los niños se distraen con facilidad en aéreas deportivas, razón por lo cual las explicaciones no deben exceder los tres minutos para evitar dicho fenómeno, además debe hacerse mayor uso de los métodos demostrativos.
Pero ya al finalizar esta etapa, todo el desarrollo intelectual y vivencial que ha experimentado, hace posible una percepción generalizada de sus estados de ánimo, si ahora se pone bravo, triste, alegre, sabe que lo está; por primera vez se hace posible la lógica de sus sentimientos.
 Entre la vivencia y la percepción directa se coloca el acto intelectual y surge la vivencia atribuida de sentido, la cual va a dar lugar a nuevas formaciones psicológicas.
Es importante destacar que las conductas negativas, a partir de las cuales es más conocida esta crisis, en condiciones favorables, tienden a desaparecer. No sucede lo mismo con las nuevas formaciones, las cuales se acentúan, propiciando así el desarrollo psíquico y de la personalidad del escolar. (Malina, 1989)
Esta crisis de los siete años, va a dar lugar a un salto en el desarrollo.
Los adultos, encargados más directamente del niño informan; con bastante frecuencia; que hasta hacía solo unos meses atrás, el niño gustaba de hacer gracias que provocaban la hilaridad de los adultos; pero ahora hace "payasadas", su conducta antes graciosa ha perdido espontaneidad.
Es que ahora se observa a sí mismo cuando actúa, ya no hay ingenuidad en su actuación.
Y esto precisamente es lo que da acceso a una nueva posición interna, la de escolar, donde este puede ser capaz de dirigir conscientemente su conducta, para lograr su aspiración a realizar una actividad seria, socialmente importante: el estudio.
La influencia que esta nueva adquisición tiene en el desarrollo del escolar matiza toda su vida, por lo que es conveniente un dominio por el estudiante de esta crisis ya que ella constituye base importante del desarrollo psíquico y de la personalidad del niño. (Cusminsky, 1986)
El niño cuando ingresa a la escuela adquiere conciencia de la faceta interna de su personalidad, con gradual apertura al dominio de la conducta; desarrollo de los procesos intelectuales, con apertura a una actitud teórica hacia la realidad;
jerarquía de motivos que garantiza el estudio como actividad principal y el desarrollo de la voluntariedad que todos estos logros aseguran;
actitud responsable y escrupulosa en la realización de las tareas escolares, con subordinación a las exigencias del maestro, surgimiento de nuevos motivos morales.
Lo planteado anteriormente presupone que el tránsito de una etapa de desarrollo a otra, no está condicionado necesariamente por el cumplimiento de la edad, sino por el vencimiento de las actividades que han contribuido a enriquecer su aprendizaje y que pondrán de manifiesto en la próxima etapa, en este caso el juego de roles deja de ser lo más importante, pero no significa que dejen de jugar ya que tienen un lugar importante en la formación de la personalidad, pues el cumplimiento de reglas que se aprenden precisamente con él, ayudará a enriquecer la mejor comprensión y así las actividades de estudio.
Es importante que el estudiante, relacione esta problemática con la necesidad de que el tipo de enseñanza planificado en la escuela, responda a las necesidades de la formación de la zona de desarrollo próximo, que no es más que lo que el niño aprende a hacer por sí solo y lo que realiza con la ayuda del adulto, siendo esto uno de los aportes más importantes en la teoría Vigostkiana.
No es, por tanto, con prohibiciones, regaños y castigos con lo que esta situación puede ser superada, sino con una profunda revisión de la actividad que los escolares tienen que realizar,
muchas veces recargada de ejercicios reproductivos que en nada se relacionan con la necesidad de desarrollar el pensamiento teórico, la personalidad del escolar.
Si el escolar no presenta alguna forma de bloqueo o impedimento intelectual-afectivo que requiera, además, un tratamiento especial, siempre es válido considerar que es el tipo de enseñanza que se organiza, la que determina el tipo de aprendizaje, así como el tipo de desarrollo que se logra.
El tipo de aprendizaje que el escolar realice ha de estar dirigido, principalmente, a ampliar, enriquecer, formar desarrollo potencial más que actuar de modo reproductivo-repetitivo, en lo que ya él ha aprendido. (Borrell, 1980)
Desde este punto de vista las interacciones crean desarrollo, pero no toda educación promueve desarrollo;
en primer lugar es necesario que el niño (también por la educación) haya alcanzado un nivel que le permita avanzar hacia nuevos niveles.
 En segundo lugar, llevar al niño un paso más allá de donde se encuentra, por eso lo importante no es la cantidad de interacciones, sino su calidad y,
en tercer lugar, que el niño esté motivado, se sienta cómodo y confiado, tanto en sus relaciones con las personas con quienes interactúa como consigo mismo.
Ahora bien, en todo este proceso de cambio y desarrollo que la educación promueve, es necesario considerar que además de la interacción social y la interacción con los objetos existen otras vías de aprendizaje, tales como la observación y la imitación.
También algo se aprende, aunque no de la mejor forma a partir del premio y del castigo; además, existe en el ser humano una gran capacidad para aprovechar lo que otro hace, de identificación con la forma de pensar y actuar de otro y un ejemplo de ello es el aprendizaje a través de modelos presentes en los medios de comunicación, pero sobre todo de los que el maestro sea portador; es parte del proceso de interiorización de lo cultural.
Todo ello muestra no sólo la complejidad de las vías del aprendizaje humano, sino también la importancia que el medio humano y social tiene en la determinación del desarrollo. (Castañeda, 2005)
Es entonces una evidencia para el estudiante, así como para todos los que se interesan por una explicación de cómo se produce el desarrollo humano, que la educación juega un papel decisivo para comprender cómo se articulan en una unidad la cultura y el desarrollo humano.
La cultura es fuente del desarrollo, la educación tal y como aquí se entiende, es un fenómeno de naturaleza esencialmente social y, por tanto, de extraordinaria complejidad, por lo que es imprescindible un enfoque interdisciplinario, en el que la Psicología desempeña un papel central, puesto que ha de explicar sobre cuáles condiciones a los seres humanos y específicamente al escolar, se le pueden dar instrumentos, ya sean tanto externos como internos, para que pueda establecer relaciones constructivas y satisfactorias consigo mismo, con los demás, con su entorno, de modo que le sea posible su propio desarrollo, así como una actividad fecunda en la transformación de la realidad. (Ceballos y col, 2002).
El juego es una actividad importante en todas las etapas de desarrollo psíquico del hombre, lo interesante es que cambia su concepción en la medida que el hombre evoluciona, en la etapa preescolar el juego es de imitación aquí se juega al pelotero pues se imita al mismo , no es hasta la etapa escolar que con la comprensión de las reglas del juego tiene otra connotación, pues ya aquí el niño está en otra etapa de desarrollo psíquico., por lo que el deporte contribuye con la disciplina la voluntad,
el cumplimiento de acciones no solo repetitivas por lo que el desarrollo de los niveles cognitivos también avanzan con la práctica del deporte como juego, ya que el niño aprende a compartir sus ideas y cumplir con lo establecido por su entrenador

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