martes, 6 de marzo de 2012
vivir el dramatismo de un robo de base
El eterno dramatismo:
Empieza el wind up del pitcher
Todo ha comenzado.
Tan pronto se recibe la orden de correr la mente ruge y la adrenalina comienza a correr a su extremo, los ojos se salen de su marco para captar los movimientos del pitcher.
Inmediatamente las piernas comienzan a cazar el “vámonos” para perpetrar el robo. Aquí hay misión de vida o muerte.
En tres segundos y fracción debe haber ocurrido todo. Tan pronto me vaya van a venir por mí.
El futuro se une con el presente.
Y vámonos!
Ahora son los dientes que van afuera, la mandíbula aprieta a millón para llegar a la locura y los músculos de la cara van chupándose un limón.
Y ahora allá va el clavado…
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